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Villa
Villa en el gazetteer es un valor en el campo “categoría”. Tiene como categorías especiales válidas:
- Real de minas: Para villas que a la vez tienen caracter explícito de centro minero/real de minas. Incluye también villas con el título de “asiento de minas”.
- Plaza: Para villas con caracter de fortaleza dentro del sistema defensivo.
- Presidio: Algunas villas del Septentrión novohispano se consideraron como “presidio”. Por el caracter específico del sistema presidial, diferenciamos estos “presidios” de las “plazas”.
- Villa imperial: Categoría especial para Potosí, que fue villa y no ciudad, pero con el título de “villa imperial” se trata de un caso particular.
- Villa: Para las demás villas.
En el campo Cabildo se permiten los valores “Si”, “No”, “s.d.”
Definición general
La villa fue una categoría legal para poblaciones en Hispanoamérica y, junto con la ciudad, la base del Imperio español en América 1). Un símbolo emblemático para el estatus legal, generalmente aprobado explícitamente por la Corona) fue el derecho de tener un propio escudo de armas.
Como regla general, se trata de fundaciones conscientes con un objetivo colonizador y de control territorial. Como tales solían contar con una traza racional y rectangular. La villa colonial ideal se organizó según los modelos urbanísticos europeos. Elementos clave del espacio interno eran la plaza de armas con iglesa y posiblemente cabildo en su inmediación. Afuera de la traza de calles y edificios de la ciudad propiamente dicha, se encontró el ejido, o terreno comunal. Este ejido esencialmente sirvió como pasto comunal, espacio recreacional o para cementerios, pero además tenía la función de reserva para la expansión urbana en caso de presión demográfica. Todavía más allá del ejido se encontraron las “tierras de propios”, en posesión privada de vecinos, usados como tierras de labor o estancias.
Una característica de la villa es la existencia de un núcleo de vecinos “españoles” que podían auto-organizarse y representarse en forma de cabildo. Esta forma de gobierno municipal se redujo a la jurisdicción sobre la república de españoles.
Con diferencia a las ciudades, que en ausencia de cabildo se consideraron deficientes y disfuncionales, un cabildo activo fue facultativo y abundan casos de villas sin cabildo, con cabildos incompletos, que tenían cabildo solo esporádicamente, etc.
Por su estatus inferior, muchas villas eran sufragáneas a jurisdicciones de ciudades, también si tenían su propio cabildo (p.e. la ciudad de Buenos Aires y la villa de Luján).
Casos particulares
Villas vernáculas
Con diferencia a las ciudades, en cuanto a la categoría de villa había varias poblaciones que usurparon tal denominación sin tener competentes títulos. En ciertos ambientes, cada población española podía considerarse “villa”. Especialmente en la Audiencia de Guatemala abundan esas villas con títulos poco claros.
En el gazetteer, esas villas de títulos dudosos las categorizamos como poblacion, con subcategoría “villa”.
Nuevas villas
La evolución “orgánica” de poblaciones “españolas” como “valles”, “congregaciones”, “reales de minas” o “sitios” a “villa” cuando tenían un vecindario que justificó la creación de un cabildo fue frecuente. Generalmente tal elevación llevó consigo la emancipación del vecindario de la jurisdicción de otra villa o ciudad vecina, lo que podía producir ferrea oposición de esos centros. Un caso en el que esos conflictos regionales son muy visibles es la intendencia de Guanajuato, donde la élite se opuso a la elevación a villa de poblaciones cercanas como Silao o Irapuato, que permanecieron “congregaciones”, aunque en 1804 se les otorgó el derecho de formar cabildos 2).
En algunas regiones del Imperio durante el siglo XVIII había también políticas de intensiva fundación de villas, con rasgos cada vez peculiares. Según regiones genéricas, las con más fundaciones entre 1701 y 1808 son:
Guadalajara (41 fundaciones)
El Septentrión novohispano fue la región con más dinámica fundacional. Con 22 fundaciones, de las que 13 se concentran en el bienio 1749-1750 (y 5 más entre 1751 y 1755), el establecimiento de la Nueva Colonia de Santander por José de Escandón es el episodio sobresaliente. En el proyecto de Escandón, esas villas, aunque la mayoría tenía una población muy reducida, eran el elemento clave y se distribuían estratégicamente a través del territorio para facilitar la penetración y el control de un area que hasta entonces había quedado totalmente fuera del poder colonial 3).
La densificación de la red de presidios fronterizos idealmente - cuando las circunstancias ambientales lo hicieron palpable - iba acompañado por la fundación de una población civil adjunta, que podía adquirir el rango de villa (p.e. San Antonio de Béxar en Texas, pero sobre todo en Sonora-Sinaloa). , donde algunas zonas ya estaban más “pacificadas” En Coahuila y Nuevo León, además, tenemos la fundación de algunas villas pequeñas puramente civiles para estructurar el territorio y servir como núcleos de colonización. En Nueva Vizcaya además se elevaron a “villa” el pueblo de Namiquipa, las poblaciones de Casas Grandes y Cruces, así como el presidio de Janos pero luego ya apenas aparecen en la documentación y no se diferencian en nada de otras poblaciones menores, ni como núcleos urbanos, ni centros administrativos ni por su auto-organización, y Janos sigue figurando exclusivamente como presidio durante la Colonia.
Chile (30 fundaciones)
En Chile, había una tradicional situación, considerada problemática por los gobernadores, de una población rural, con un número muy reducido de ciudades o villas formales. En el siglo XVIII había un esfuerzo para “remediar” este déficit: En 1717, la población densa pero dispera del valle de Quillota se congregó en una nueva villa homónima con traza otrogonal. Dos décadas más tarde, a partir del gobierno de Manso de Velasco en 1739 y luego a través de la actuación de la “Junta de Poblaciones del Reino de Chile”, la política urbanística se intensificó considerablementemuy activa 4). Como en el caso de Quillota, las nuevas villas generalmente no se fundaron sobre tierras virgenes, sino que se trató de congregaciones de poblaciones (valles) rurales dispersas y no formalizadas en forma más “racional” - una reorganización sobre la población existente, no una política de colonización con nuevos pobladores. La idea general de la política fue la de crear una villa como centro económico-administrativo para cada partido (corregimiento) de la provincia. Se pueden distinguir dos períodos de actividad más alta:
- 1750-1758 con 8 fundaciones
Para 1796, tenemos que mencionar la refundación de Osorno, que es un caso diferente porque se trata de la reocupación de un espacio que había estado fuera del poder colonial desde 1602.
Río de la Plata (19 fundaciones)
Para las provincias del Río de la Plata, es difícil identificar una característica general de la política urbanística. Hay casos de desarrollo “natural” de poblaciones en villas (Luján y Valle Fertil), pero también una política para fortalecer las fronteras de Salta y Córdoba]] hacia el Chaco y las pampas. Luego, al organizarse los partidos de Entrerríos en 1783 también se fundaron cinco villas (entre ellas Concepción del Uruguay), sobre pagos rurales ya existentes. En la Banda oriental, la fundación de algunas villas (sobre todo con nuevos colonos (canarios) complementó la organización territorial con sus centros Montevideo y Maldonado.
Santo Domingo (18 fundaciones)
Gran partes de la isla de Santo Domingo a principios del siglo XVIII fueron muy escasamente pobladas. Para frenar el paulatino avance de los franceses de Saint-Domingue hacia el interior y asegurar las costas del nor-este de posibles proyectos ingleses o franceses había una política de colonización por familias canarias y se fundaron una serie de villas, sobre todo en la década de 1750 5). En Cuba, en cambio, solo vemos el surgimiento de unas pocas villas señoriales.
Venezuela (16 fundaciones)
En las provincias que luego conformarían la Capitanía General de Venezuela, vemos un proceso de aumento lento pero continuo del número de villas. Se trata tanto de reconocimientos del auge demográfico en areas ya pobladas como de fundaciones para la colonización de los llanos venezolanos hacia el río Orinoco, a veces como respaldo para la actividad misionera de los capuchinos.
Solo en Guayana tenemos un episodio de política poblacional activa, con las fundaciones por Manuel Centurión en 1769/70, pero que eran muy poco exitosas (de villa tenían poco más que el nombre): Borbón y La Carolina en el Bajo Orinoco, Barceloneta en el altiplano entre las misiones capuchinas y Esmeralda en el Alto Orinoco.
Pueblos de indios convertidos en villas
Fue excepcional en el siglo XVIII la elevación de pueblos de indios a villa. Cuando procesos demográficos y de poder local causaron la abolición de un pueblo de indios y su conversión en población española, solía pasar a categoría de “sitio” o “parroquia”. En algunos casos, también se hablaba de conversión en “villa”, probablemente por su topografía racional de población concentrada, aunque en realidad solo se trató más bien de villas vernáculas. Esto parece ser el caso de algunos pueblos antiguos de Cuyo y Tucumán (Jachal, Corocorto).
Los únicos casos entre 1701 y 1808 que conozco de conversión en villa formal (con cabildo) son los de Guanabacoa en la isla de Cuba en 1743, Papasquiaro en Nueva Vizcaya en 1787 y Soriano en la Banda Oriental, elevado a villa en 1802. Estos lugares ya habían perdido su caracter indígena hacía tiempo.
Villas elevadas al rango de ciudad
Generalmente, la calidad de ciudad se otorgó en el momento de la fundación. Hay solo dos villas que en el siglo XVIII se elevaron al rango de ciudad por su importancia: Guanajuato en 1741 y Cochabamba en 1785.
Traslados de villas
Como ciudades, también algunas villas fueron sujetas a cambios de sitio. Referimos al apartado en la página sobre ciudades.
Bibliografía
- Gabriel Guarda, Historia urbana del reino de Chile (Santiago de Chile 1978).
- Santiago Lorenzo, “Concepto y funciones de las villas chilenas del siglo XVIII”. En: Historia 22 (1987), p. 91-105.
- José Antonio Serrano Ortega, Jerarquía territorial y transición política: Guanajuato, 1790-1836 (Zamora, Mich. 2001).
- Alain Musset, Ciudades nómadas del Nuevo Mundo (México, D.F. 2011).
- Salvador Bernabéu (coord.), La ciudad americana: mitos, espacios y control social (Madrid 2010).
- Manuel Hernández González, La colonización de la frontera dominicana, 1680-1795 (Santa Cruz/Las Palmas 2005).
- Manuel Hernández González, Expansión fundacional y crecimiento en el norte dominicano, 1680-1795 (Santa Cruz/Las Palmas 2006).
- Gabriela Vázquez García, “José de Escandón y las Nuevas Poblaciones del Nuevo Santander”: Scripta Nova. REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES Vol. X, núm. 218 (85), 1 de agosto de 2006. Enlace.
- Francisco de Solano, Ciudades hispanoamericanas y pueblos de indios (Madrid 1990).