Cuando en 1765 el gobernador convirtió los los jefes militares de las fronteras, los “gobernadores de armas”, en “tenientes justicia mayor”, se crearon fuertes repercusiones y conflictos con algunos cabildos. El nuevo teniente de la frontera del norte, Gaspar de Leoz y Echalas, en 1768 fundó la población de Dajabón, en la frontera de la jurisdicción de Montecristi con la parte francesa. El cabildo de Montecristi se opuso con éxito contra la erección de Dajabón en parroquia y villa, pero sin embargo, Dajabón se convirtió en residencia del nuevo teniente y por lo tanto independiente de Montecristi en muchos aspectos ¹⁾. En lo militar, el teniente tenía también el mando sobre Santiago y Puerto Plata ²⁾. También La Vega y Cotuy se consideraron parte del “Norte” (AGI,Santo Domingo,1059), aunque el eje institucional aparentemente fue más bien el Alcalde mayor de Santiago. Así, ante la dominancia permaneciente de los cabildos como actores de gobierno, el efecto más importante de la nueva tenencia fue el monopolio en la zona fronteriza en manos de un poderoso local, quien aprovechó también económicamente de esa constelación, tal como pasó con el barón de Atalaya y los lugares de San Rafael y Las Cahobas en el sur.