Las misiones de los panatahuas fueron encargados a los misioneros del Colegio de Ocopa. Se distinguían en cierta medida de las del Cerro de la Sal y también aparecen como “conversiones de Huanuco” para diferenciarlos de las conversiones de Tarma y Jauja. Solo pocas de las misiones de los panatahuas se perdían con la rebelión de Juan Santos Atahualpa. Supongo que fue después de esta rebelión que las restantes misiones se incorporaron más firmemente en la jurisdicción de Huanuco porque ya ¹⁾ las menciona en su descripción de la provincia de Huanuco. A partir de 1793 existió una propia subdelegación de Panatahuas dentro de la intendencia de Tarma, que a veces se definía como muy extensa (para el Mercurio Peruano del día 30 de junio de 1793 tenía “30 leguas de largo y 17 de ancho” y se extiende hasta el Ucayali) y otras veces más estrecha (en la Descripción de las provincias del Perú de 1795 (AGI,Indiferente,1525): “El territorio tiene apenas de 4 o 5 leguas de largo y poco más o menos de ancho”).