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Capitanía general
La capitanía general generalmente no era expresión territorial administrativa sino la competencia militar más alta, agregada a individuos u otros cargos administrativos. Así, los virreyes eran capitanes generales en todo el territorio de su virreinato donde no había capitán general propio. La mayoría de los capitanes generales ejercían esa función junto con el cargo de gobernador, coincidiendo los territorios de su gobernación y capitanía general. Pero también hay casos donde los virreyes retuvieron competencias de capitanes generales en las provincias de gobernadores-capitanes generales subordinados. Más importante, en los casos de capitanes generales-gobernadores que además eran presidentes de Audiencia, el territorio de su capitanía general se extendió sobre el territorio de la Audiencia, siempre que no había otras disposiciones particulares.
Así, solo si la capitanía general se entendió como supra-provincial y como expresión político-territorial máxima, referimos directamente a esta página y no a la de gobernación o virreinato.
Listado de todas las capitanías generales de la base de datos.
La capitanía general - ¿cargo militar o político?
Aunque, estricamente hablado, la capitanía general era una función estrictamente limitada a competencias en el ramo de guerra, la política de acumulación de cargos la convirtió en una expresión de autonomía política y revistió a un gobernador o presidente de audiencia con prestigio que influía gravemente también a la autoridad en todos los aspectos.1) Concretamente, a través del fuero militar, la ausencia del título podía perjudicar severamente la autoridad de un gobernador ante la presencia de tropas sustanciales en su distrito o cuando otro capitán general mandó un subalterno suyo al distrito.
Cuando Diego Ladrón de Guevara, obispo de Quito, ejerció interinamente como virrey del Perú entre 1710 y 1716 y llegó Santiago Larraín, el nuevo presidente-gobernador de Quito, no quería reconocer la capitanía general que le correspondió por título real.2) Ladrón de Guevara hizo tildar este título, que era novato para un presidente de Quito, y mandó un sargento militar de Lima a Quito. En el memorial del fiscal del consejo sobre el asunto, pone de manifiesto la naturaleza militar del cargo, refiriéndose al “ejerzizio de ella en toda la provincia y distrito para los alardes y demás funziones qe se ofreziesen de expedizión militar”. También aclara por qué originalmente los presidentes de Quito no tenían tal título:
“los presidentes de Quito y Charcas en el orijen de la fundazión de aquellas aduiencias no está conferida la guerra ni el grado de capitán general a sus presidentes por no aber presidios ni castillos en estas ziudades”3)
Santiago de Larraín en su queja pone de manifiesto claramente que no se trata simplemente de una cuestión de alardes o mando de tropas, sino que “[…] con la inzertidumbre de capitán general corre arriesgada en los súbditos la obedienzia, que es el prinzipio de la mayor desorden con detrimiento al servizio de ambas magestades”.4)
Comandancias generales y capitanías generales "territoriales"
La confusión de competencias y jerarquías causada por constelaciones como ésta y el prestigio general de capitanes generales llevó a un proceso de disminución del número capitanías generales. Al principio de esta tendencia encontramos la supresión de las capitanías generales con la segunda instalación del virreinato de Nueva Granada en 1740. En ella se establece que habrá una capitanía general única, unida al virreinato, y que algunas ex-capitanías generales se convertirían en comandancias generales subordinadas a la capitanía general, con competencias puramente militares sobre varias provincias. En Guatemala, pasó lo mismo con la capitanía general de Honduras en la década de 1750.
También al establecerse el virreinato del Río de la Plata, el virrey se nombró como capitán general de todas las provincias, perdiendo, así, los gobernadores del Tucumán y Paraguay este apelativo.
Con la creación de la comandancia general de las Provincias Internas, también en 1777, los gobernadores del Septentrión novohispano también perdieron su capitanía general; y útimamente, con el régimen de las intendencias, también el presidente-intendente de Guadalajara perdió el distintivo.5)
Las capitanías generales que sobrevivían, sin embargo, por la misma razón todavía ganaron en importancia. Ahora, el título de un capitán general seguramente era más que una antigua tradición y sobrepasaba en importancia a una función militar: se convirtió en el título político más importante, más importante todavía que la presidencia, y muchas veces definió un conjunto supra-provincial integrado. Los oficiales que eran capitanes generales entonces solían firmar como capitanes generales y subrayaron este distintivo todavía más. Es por esto que leemos tanto de las capitanías generales de Venezuela, Chile, Filipinas y Guatemala, pero también Cuba, Santo Domingo, Puerto Rico y Yucatán como expresiones territoriales - las únicas sobrevivientes en tiempos de las intendencias.
Bibliografía
- Alfonso García-Gallo, “La Capitanía general como institución de gobierno político en España e Indias en el siglo XVIII”: Memoria del Tercer Congreso Venezolano de Historia Caracas 1979), pp. 537-582.
- Rafael Diego-Fernández Sotelo, “La Intendencia de Guadalajara (complejidad y singularidad institucional)”: Lilia V. Oliver Sánchez/Rebeca V. García Corzo (coords.), Bicentenario de las independencias. Nueva España y Nueva Granada (Guadalajara/Zamora 2009).
- Ildefonso Méndez Salcedo, La Capitanía General de Venezuela, 1777-1821 (Caracas 2002).